Cristina, de 2ºB:
LA
HISTORIA DEL LÁPIZ
El niño miraba al abuelo
escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es
cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy
usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los
lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que
mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas,
harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo.
Primera cualidad: puedes hacer
grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A
esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a
su voluntad.
Segunda: de vez en cuando
necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un
poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar
algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre
permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que
corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo
importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente
importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que
hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad
del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo
que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.
Autor: Paulo Coelho
Reflexión:
He elegido este cuento porque
cuenta las cualidades que tiene un lápiz haciendo referencia a las personas y
vemos como el abuelo quiere que su nieto sea como ese lápiz, refiriéndose a
esas cualidades.
En esta reflexión quiero
centrarme en tan solo dos valores:
Segunda cualidad: esta cualidad
que el abuelo quiere que su nieto tenga se basa en que en esta vida hay que
sufrir para estar mejor y conseguir logros y las metas que nos propongamos, no
si nos tropezamos con un obstáculo en el camino que vemos que nos cuesta y que
sabemos que si lo conseguimos sera mejor para nosotros intentemos buscar otro
camino más fácil para “superarlo”, porque en verdad no lo estamos superando
solo estamos consiguiendo algo inferior, no lo máximo que podemos lograr. Por
lo tanto, las cosas no se consiguen así por así sino que hay que esmerarse y
luchar por conseguir lo que queremos.
Cuarta cualidad: tenemos que
aprender a no ser superficial, aunque esta claro que a todos nos importa un
físico pero también tenemos que valorar más el interior, lo que tenemos
nosotros dentro, nuestra manera de ser, de expresarnos... y que los demás no
tienen que aceptar tal como somos y porque otra persona nos diga que tenemos
que cambiar si tu no ves que ese cambio va a ser a mejor no lo hagas y sino te
aceptan es que no te quiere y si no te quieren no dejes a esas personas que
entren en tu vida ni que te influyan sus comentarios. Porque por mucho que una
persona tenga un buen físico y un buen poder adquisitivo puede tener un
interior horrible y puede tocarte la moral psicológicamente e incluso
físicamente. Con lo cual no tenemos que guiarnos por un físico o por el dinero
sino por el interior.
Para quitarse el sombrero. Humanidad con
mayúsculas la de Carmen, la anciana desahuciada hace
unas semanas en Vallecas, a la que el equipo de fútbol Rayo Vallecano ayudó con
21.000 euros. Bueno, pues como si de una cadena de favores se
tratase, Carmen ha decidido ceder la mitad de ese dinero a un exportero del
equipo, Wilfred
Agbonavbare, ingresado en un hospital en estado crítico a causa de un
cáncer. Con ese dinero los hijos del exjugador, de origen nigeriano, podrán
viajar a España para acompañarle en la enfermedad. Unos niños que no ven a su
padre desde hace más de diez años.
“Todos tenemos que hacer cosas buenas”, ha dicho la anciana de 85 años.
Gracias a ella Wilfred podrá cumplir su última voluntad. Historias como la de Carmen son las que hacen un mundo mejor.
“Todos tenemos que hacer cosas buenas”, ha dicho la anciana de 85 años.
Gracias a ella Wilfred podrá cumplir su última voluntad. Historias como la de Carmen son las que hacen un mundo mejor.
Reflexión:
He escogido esta noticia porque me parece
un acto muy generoso y humano, sobre todo, porque últimamente, solo escuchamos
en los medios de comunicación como políticos y banqueros se quedan con el
dinero de los ciudadanos. En cambio esta señora cogió el dinero que necesitaba
para su problema y el restante se lo dio a otra persona que también lo
necesitaba y que haciendo ese gesto ella sabia que podría ayudar mucho a esa
persona porque, además, ella viéndose en la situación que estaba agradecía que
la ayudaran y porque no ella iba a hacer lo mismo ya que podía con el dinero
que le sobraba. Resumiendo:
“No es rico el que más tiene sino el
que más da.”
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Vídeo:
Reflexión:
Este vídeo está sacado de la
película “En busca de la felicidad”, esta trata sobre un padre que a pesar de
tener problemas económicos y de haberse separado de su mujer lo único que
quiere es poder sobrevivir junto a su hijo. Tras ser echado de su trabajo el protagonista y su
hijo se ven obligados a pasar la noche en la calle, baños públicos, etc.,
pasando hambre y frío. Y sigue educando a su hijo con unos valores que le
ayuden a superar todos los obstáculos que se le presenten en la vida.
En esta escena de la película
sale el padre y el hijo jugando al baloncesto. En ella se ve que el hijo es muy
bueno jugando y mete canasta pero también se ve al padre que es todo lo
contrario que el hijo, y no mete ni una, es impresionante como un niño tan
pequeño y de baja estatura juegue mejor que el padre que es mucho más alto. El
padre le dice que no quiere verlo todo el día jugando porque en la vida se
hereda todo, lo bueno y lo malo, y que no se preocupe por jugar porque nunca
conseguirá ser un gran jugador ya que él no lo es. Entonces el niño cogió el
balón y lo tiró, pensó ¿para qué voy a intentarlo si no voy a conseguir nada? Y
el padre le dijo:
·”Nunca dejes que nadie te
diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño,
tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán
que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto.”
Yo pienso que no podemos
dejarnos influir por lo que diga la gente sino de lo que tú verdaderamente
quieres y puedes hacer, y superar esos obstáculos que te impiden brillar.
Las Tres Rejas
El joven
discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:
-
Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…
-
!Espera!- lo interrumpe el filósofo – ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que
vas a contarme?
-
¿Las tres rejas? -preguntó el discípulo-
-
Sí la primera es la verdad. ¿Estás seguro que lo que quieres decirme es
absolutamente cierto?
-
No. Lo oí comentar a unos vecinos…
-
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad… Eso que
deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-
No, en realidad, no. Al contrario…
-
!Ah, vaya!… La tercera reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso
que tanto te inquieta?
-
A decir verdad, no.
-
Entonces. -dijo el sabio sonriendo- si no es verdad, ni bueno, ni necesario,
sepultémoslo en el olvido.
Cuándo
más sanas estarían las relaciones humanas, si todos
hiciéramos
pasar por las tres rejas aquellas cosas de las que nos hacemos eco!!!
Reflexión:
Este cuento
quiere decir que las personas tenemos que pensar las cosas antes de decirlas y
debemos pasarlas por las tres rejas como dice el sabio de la historia y saber
que si lo que vamos a decir es bueno, y no va a hacer daño a nadie, si es
importante contarlo y si es verdad y tenemos la certeza de que ha ocurrido ese
hecho o esa cosa de la que vamos a informar a la otra persona.
Tenemos que
aprender a no decir las cosas por fastidiar a otras o por perjudicar a alguien y si hace falta contamos hasta diez
y pensamos lo que vamos a decir antes de decirlo.
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