miércoles, 24 de septiembre de 2014

La Cenicienta que no quería comer perdices

Judith, de 2ºB, quiere ofrecernos una visión diferente de lo que nos han mostrado hasta ahora:



"La Cenicienta que no quería comer perdices es un cuento que no se adapta a las historias convencionales que, desde pequeños, nos han contado.

La Cenicienta, una damisela maltratada por su familia, que sueña con encontrar a su príncipe para ser feliz.

La Cenicienta que no quería comer perdices trata sobre una chica joven que se va de fiesta una noche, y al día siguiente no recuerda nada, en su casa aparecen dos señores que le prueban un zapato de cristal, que la obliga a casarse con el príncipe que está obsesionado con las perdices. Dicho príncipe, maltrata a la Cenicienta obligándola a llevar los incómodos zapatos de cristal de palmo y de punta y a cocinar las horrendas perdices que tanto odia la Cenicienta. Esta ya consumida por su tan desgraciada vida, cada vez se encontraba peor, enferma, deprimida, perdida… y buscó ayuda en su familia y amigos, que solo empeoraron su situación ofreciéndole diversas opiniones y soluciones, pero ninguna le servía a ella.

Un día al ir a comprar las perdices para el príncipe, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan ni te dan una vida mejor, se perdono a sí misma y por fin entendió que sólo se podía salvar ella misma.

Así que la Cenicienta dijo ‘basta’ y apareció el hada basta, a la que según la vio, la esta se sintió recogida  y empezó a llorar. Primero empezó llorando  por el príncipe, por las perdices muertas, luego por que sus hermanas la maltrataban, que su padre la trataba peor y por creer que al encontrar un príncipe su vida sería perfecta, lo lloró  todo…

Se sintió mejor que nunca, vacía. Dejó al príncipe, las perdices y los zapatos de tacón de palmo y de punta.

Conoció a muchos amigos en su recién estrenada nueva vida, a la Ratita Presumida que ha engordado y ahora liga más, a la Bella Durmiente que se está desintoxicando, a Caperucita Roja que le había salido violento el cazador, a Pinocho que por una vez quería decir la verdad, y al Hombre de Hojalata, que llorando y llorando al final acabo descubriendo su corazón.

Una vez libres, pudieron realizar sus sueños y montaron un restaurante/ cabaret llamado ‘me sobra armonía’.
Y cada vez que una mujer dice ‘basta’ aparece el hada que tanto la había ayudado a ella.

Mi opinión personal: La cenicienta que no quería comer perdices, es una historia reveladora, en la que una mujer se da cuenta de que no hace falta tener un príncipe a tu lado para disfrutar del lado bueno de la vida y que solo tú misma tienes la clave de tu propia felicidad."

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