sábado, 2 de mayo de 2015

Massiel

Massiel, de 1ºB:

Reflexión
A veces, en la vida, intentamos conseguir nuestros objetivos y metas con la mayor facilidad posible. Cuando tenemos un talento o un valor no intentamos desarrollarlo sino utilizarlo con el menor esfuerzo, en esos momentos no nos damos cuenta de que si no trabajamos y desarrollamos nuestros valores, en un futuro no nos van a servir, ya que cada día en el colegio o en el trabajo aprendemos cosas nuevas y los valores que tenemos se "quedarán atrás". Además siempre debemos trabajar y esforzarnos duro para conseguir mejorar día a día.
Cuando decimos "puedes hacer tal cosa de manera más fácil" estamos mintiendo, ya que, como dice esta frase, no existe una manera fácil, porque en esta vida, si queremos hacer las cosas bien, todo requiere esfuerzo y trabajo que si evitamos, se nos hará más difícil superar nuestros obstáculos o nuestra metas futuras.  




Reflexión
Muchas veces, en nuestra vida, intentamos mirar sólo los errores de los demás y a la vez se los intentamos corregir y recalcárselos cada día hasta que los cambie, sin darnos cuenta que antes de hacer esto, deberíamos mirarnos a nosotros mismos y corregir nuestros propios fallos y errores por muy pequeños que sean, y una vez solucionadas nuestras faltas, podríamos mirar los fallos de los demás, pero no para restregárselos ni para recordárselos, porque ellos ya saben los fallos que tienen, deberíamos ayudarles a corregir las dificultades y faltas que tengan.
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El Viejo Perro Cazador


Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
La Moraleja de esta Fabula: respeta siempre a las personas mayores, que aunque ya no puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores años para darte a ti y a tu familia, una vida mejor.

Reflexión
He elegido este cuento porque muchas veces juzgamos los valores o las posibles ayudas que nos pueda dar una persona según su edad. La mayoría de veces, cuando vemos a un a persona mayor, la juzgamos antes de conocerla por su edad, porque pensamos que va a repetir mucho las cosas, se va a liar explicando... y no deberíamos hacerlo, ya que, aunque a las personas mayores se les olviden algunas cosas o  reflexionen más lentamente, esas son las personas que más experiencia tienen, ya que el paso de los años te marca la vida. Por estas razones si tuviéramos que elegir entre un joven y un mayor, detengámonos a pensar un poco lo que queremos en que nos ayude para elegir mejor, no sólo por la apariencia sino también por lo que tienen en la cabeza


"Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil"
                                                                                                                                                                            Albert
Reflexión
Todas las personas del mundo, tenemos valores incalculables en nuestro interior a los que no se les puede poner precio, y todos en la vida tenemos talentos que nos hacen únicos, pero a veces, cometemos el gran error, de juzgar a una persona que no conocemos por lo que ha hecho mal algún día, pero exactamente eso que hizo mal fue porque no se le daba bien o porque en ese momento no lo podía hacer de la manera que hubiese querido. En esos momentos no nos damos cuenta, de que por juzgar a esa persona por lo que no se le da bien, estamos haciendo que esa persona, al realizar otra vez esa actividad se sienta inútil y que no tenga ganas de volver a hacerlas, sin darles la oportunidad de que lo puedan hacer bien.

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