lunes, 15 de diciembre de 2014

Cristina

Vamos con unas cuantas entradas de Cristina, de 2ºA, que nos ofrece reflexiones y escritos propios (tanto en prosa como en verso):


Yo y el mundo. Así me sentía yo aquella vez. No existía nada más, los problemas y yo misma. ¿Escapar de ello? Es la mejor opción, pero no, claro que no, afrontar los problemas te hará más fuerte. No encontraba salida, ningún remedio. Decía "Tierra trágame". Al fin y al cabo el tiempo transcurriría y el problema se esfumaría, pero mientras tanto, ¿qué iba a ser de mí?¿qué iba a hacer yo? Aguantar, superar los obstáculos, aunque todo pasara de forma muy lenta… me quería morir, no lo voy a negar, pero siempre había algo que me hacía seguir sonriendo, ¿el qué? No lo sé, pero si existía esa "cosa". Intentaba huir de aquella historia, pero me perseguía, me la encontraba cada vez y al final me iba a dar de bruces contra ella. Tendría que haber solución y yo la iba a encontrar… no sabía cual sería, solo sabía que la iba a encontrar. ¿Le di demasiada importancia? Tal vez sí, tal vez no. El destino me daría la gran enseñanza de la historia. Una parte de mi subconsciente no podía más, otra no iba a tirar la toalla por encontrar la solución… la había, yo estaba convencida de ello, toda historia tiene un principio pero también un final, me encontraba en la misma situación. Iba a estallar, contarlo era la mejor opción, ¿pero a quién? esa era la gran pregunta, soy una persona reservada y mis cosas me las guardo para mí y para nadie más. Al final decidí tragarme todo yo, y no contar nada, tal vez sería la mejor opción, ¿o no?, no paraba de hacerme auto preguntas que ni yo podía responder. Nadie sabría el oscuro problema que poseía porque lo ocultaba tras una sonrisa. Pero nadie podría evitar cada lágrima que recorría mi rostro, NADIE, desahogarme era la mejor opción, estaba muy confusa, ¿era yo?¿o quién era?, no sabía nada, mi mente se quedó en blanco por varios instantes sin llegar a tener ningún resultado. ¿Qué sería de mí y de aquel problema?


Te miro a los ojos y no siento nada, esa chispa se esfumó y no volverá. Mucho dijiste y poco hiciste, la despedida llegó temprano.
 Yo no sabía nada de la vida, solo pensaba en nosotros, en una vida junta, pero ahora la verdad es que el dolor se ha ido.
 Le daba vueltas a lo nuestro, pero no había más que decir, él quería terminar todo. Y así fue.  No pude decirle ninguna palabra, me quedé callada, ¿por miedo?¿por nervios? Está claro. Me perdí en aquel instante, mi mente era un papel en blanco.
 Intenté entregarte mi vida a cambio de nada.
 Era algo difícil, se dice que tienes que hacerle caso al corazón, ¿pero éste que decía? no decía nada, estaba confuso, solo quedaba mi mente, solo eso. Me sentía mal conmigo misma, angustia, dolor… Pero no me arrepiento de nada de lo que tuvimos, ya pasó y me hice la fuerte, afrontando todo con mi mejor cara. Eso fue lo que me hizo más valiente y me enseñó a superar obstáculos sin temor alguno.
No niego que no me acuerde de él, porque sería mentir, pero el gran sentimiento que afloraba en mí no estaba ya, había algo menor, un poco de cariño guardado. Pero con el paso del tiempo pasé del amor al odio, poseía algo en mí, llamado rencor. No sé cómo llego a aflorar.
 Siempre tenía que tener la razón y mi orgullo era más que todo. ¿Una oportunidad más? ¿Qué es eso? ¿Se compra? Ya no.
 Su decisión fue terminar y va a ser esa siempre. Lo pasé mal, muy mal. Sentía que todo se venía contra mí. Lo era todo y en apenas segundo ya no lo era. ¿Pedir explicaciones? ¿Para qué? Si siempre soy yo la de la mala suerte.
Los primeros días fueron los peores, recordaba todas esas cosas que me decía: un te quiero, eres la dueña de mi corazón, para siempre, no hay nadie como tú… Esas palabras me venían siempre, cada vez que le veía, era un pinchazo en el corazón, una punzada que poco a poco me iba destrozando interiormente. 
Soy una persona fría y nadie lo podría notar, notar que estaba hecha polvo, ni apenas mi madre.
Pero hoy en día descubro, que nadie me puede hacer daño, que me voy a reír de todo. ¿Por qué me tengo que preocupar por algo que ni siquiera importa? Mi vida nadie la va a cambiar, ni va a hacer de ella un fracaso.

GRACIAS.

Ella siempre estará,
nunca te va a abandonar,
pues eres lo que más quiere,
eso nadie lo va a cambiar.

Es tu mejor amiga,
un gran ejemplo a seguir,
pues ella daría la vida,
solo por verte feliz.

Siempre querrá lo mejor para ti,
te aconsejará,
siempre,
con amor y humildad.

Cuando seas mayor,
nunca la abandones,
ella entregó su vida,
sin temor.

Además es una gran sabia,
aprendió de las experiencias de la vida,
aprende tú de ella,
si quieres llevar una buena vida.

Ella es tu vida,
siempre lo será,
digas blanco o negro,
nada se podrá negar.

Gracias por todo,
gracias mamá,
eres el mundo,
que me hace mejorar.

No es fácil olvidar
todos los momentos vividos,
pero tú mismo me haces olvidarte,
de todo lo que me has herido.

Te quería, 
pero todo se perdió,
por tus excusas y mentiras,
murió la relación.

Ahora no siento nada,
solo odio y rencor
de todo lo que dijiste
que me hizo mucho dolor.

Te diría mil cosas,
te reprocharía tres mil,
pero se lo que es sufrir,
no quiero hacértelo sentir.

No todo es tan fácil,
como tu creías,
un simple abrazo,
haría en mi un gran día.

Buenas experiencias vividas,
pero ya todo acabó,
sigue tú tu camino,
que el mío lo seguiré yo.


Hemos perdido mucho de nuestra sensibilidad por las cosas bellas... La naturaleza, los animales. No nos importa contaminar el ambiente, herir o abandonar a un animal porque lo consideramos inferior a nosotros... es triste ver como muchos ignoran que los animales poseen la misma capacidad de sufrir el dolor, la tristeza, las angustias que tenemos los humanos.
Konrad Lorenz.

REFLEXIÓN
A muchas personas les da igual lo que la pase a los animales, dicen "da igual si son animales", tienen los mismos sentimientos que una persona y ningún animalito debe ser maltratado. Algo que me irrita completamente son las personas que compran una mascota y cuando se cansan la abandonan, ¿pero qué mente tienen esas personas? ¿Abandonar a un animal? Por dios, es de locos, nunca entenderé eso. Los animales sufren, poseen angustia… igual que las personas y el humano lo considera inferior. Si de verdad quieres adoptar una mascota, tienes que comprometerte a cuidarla.



OLOR A PRADO.
Verde prado,
fresco verano, 
el olor de los arbustos,
los días soleados.
Visitaba aquel lugar,
donde pasaba buenos momentos,
pensaba en qué pasaría,
las noches de invierno.
Ya no habría olor a prado,
solo mustias hojas,
tiradas en aquel cercado.
¿Que haría yo?
Ya no asistiría allí,
ya no pensaría,
ya no sentiría.
Nadie sabe lo que significa aquel verde prado para mi,
allí tomé las decisiones de mi vida,
aquello nunca lo cambiaría.
Bendito prado,
bendito prado,
no me eches de menos,
los días nublados.


OLVIDAR ES OLVIDO.
Olvidé despertar, 
de aquel sueño casi real,
intenté afrontar,
aquel precipicio abismal.
¿Salidas?
¿De dónde?
Pensaba que era un sueño,
algo irreal.
Hay que escapar,
afrontar la verdad,
no mirar hacia atrás,
una vez más.
No volver a cometer,
aquel estúpido error,
no volverle a fallar,
aprender a no errar.

UN POCO DE MÍ.
Comparo mi corazón con el cielo,
porque los dos son inmensos,
el cielo por estrellas,
mi corazón por sentimientos.

No sabía que era querer a alguien,
hasta que ya no está,
sabiendo que esas personas te quieren,
y que no te van a olvidar.

Saber se mucho,
pero me queda por aprender,
de los mayores,
historias por descubrir.

Mil experiencias por vida,
cien por descubrir,
cuatrocientos errores,
diez sabores.




1O CONSEJOS DE BUENA VIDA.
1-Vive, nunca lo olvides. 
2-Aprende de los errores.
3-Vive los sueños como si fuesen la realidad.
4-No mires por encima del hombro a nadie.
5-La vida es corta, por eso ámala.
6-Sácate fotos en cada experiencia con alguien.
7-Sé cariñoso con tu familia, que cuando te des cuenta ya no estarán.
8-Errar es de sabio.
9-Sabes lo justo, no quieras ser el que más sabe.
10-Disfruta todos los momentos como si fueran los últimos.

Yo he escrito estos 10 consejos, que para mi son fundamentales para llevar una buena vida porque hay veces que nos preocupamos por cosas que no tienen la importancia que le damos y al cometer un error, pensamos que ya no vamos a volver a ser felices, pero siempre hay alguna solución para el problema, y lo más importante es aprender sobre ello. A veces somos un poco bordes con nuestra familia por ser "pesada" pero lo que no piensas es que ellos darían la vida por ti, por eso tienes que ser cariñoso con ellos y cuidarlos siempre, porque llegará un momento que ya no estarán y se notará su ausencia. Y por último nunca debes ser el mejor, solo intenta superarte a ti mismo, porque una persona que mira por encima a otra dice mucho de sí mismo 

-       



Este breve texto dice mucho, porque hay veces que perdemos a personas que lo eran todo en nuestras vidas, y quieras o no formaron parte de tu corazón y aunque ahora te caigan muy mal todavía guardas un poco de cariño hacia ellas. Dejaron un vacío interior, y seguro, que todos nos hacemos los fuertes ante estas situaciones, y por dentro estamos hechos polvo, nos ponemos una coraza que nadie puede quitar. Lloramos en casa, sonreímos al exterior y a las personas que queremos para que no se preocupen, reímos para mostrar a esas personas que no están ya en tus vidas, que eres feliz, y eso les fastidia porque ellos ya no son el motivo de tu sonrisa. Sufriste por el vacío, pero a lo largo del tiempo aparecerán personas que te llenarán completamente y lo pasarás muy bien con ellos. Por eso vive, pero también deja vivir, que lo que tú no quieres que te hagan, no lo hagas, tenlo en cuenta. Y como dice el texto, aplaúdeles a esas personas por hacerte más fuerte y más feliz.

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Muchas veces nos preguntan, ¿si volvieras al pasado, qué cambiarías? Yo dándole vueltas a la cabeza he llegado a mi conclusión, la respuesta de la mayoría de las personas es: "cambiaría tantas cosas", ¿pero por qué? ¿para qué? Pienso que si nosotros hemos decidido hacer algo o tomar un camino, es porque esa ha sido nuestra decisión y en ese momento, pensamos que fue el mejor camino a tomar, no lo era, pero eso no lo sabíamos. Yo he cometido cientos de errores, de los que he aprendido a ser mejor persona, y me pregunto, ¿si no cometiéramos errores que pasaría? Sería una vida fácil, sin errores no se va a poder aprender ni tampoco seremos completamente fuertes para afrontar los problemas. ¿De qué nos sirve no cometer errores? De NADA, si no aprendes hoy, mañana tampoco lo harás. Y muchas veces aprender es lo mejor, porque nadie es perfecto, todos cometemos fallos, y menos mal. Así que no intentes cambiar nada de lo que hiciste, porque ya no puedes, pero al fin y al cabo te darás cuenta que errar es de sabios. Sí de sabios. Aunque encuentres mil obstáculos en tu vida, tú te vas a decir que puedes superarlos todos, y se lo vas a demostrar a las personas que no piensen lo mismo.


CAPÍTULO 1.
Primer día en aquel estúpido colegio, no conocía nadie, absolutamente a nadie. No entendía el motivo por el que mi madre hubiera decidido llevarme allí, era ilógico, yo soy una chica estudiosa y responsable, ¿por qué me internaba?, me dirigía al internado y ya estaba amargada.
 ¡Qué asco!- me repetía a mí misma una y otra vez. Aquello era un infierno, sin móvil, sin ver a mi familia, estar con gente que apenas conozco… Mi madre se quedó callada en todo el trayecto, no dijo nada de nada, bueno, en verdad, yo tampoco le había preguntado. Ya no había vuelta a atrás, allí me quedaría yo, tenía claro que a mi madre no le iba a hablar más. Lo que me había hecho era muy cruel. Mi vida era perfecta hasta aquel momento, me comía la cabeza pensando el motivo de la decisión de mi madre. Era el momento de hacer la gran pregunta.
+Mamá, ¿por qué?
+¿Por que qué hija?
+Que por qué me llevas al internado- dije yo de forma directa.
+Cosas Lucía, cosas, nunca lo entenderás.
+Mamá, necesito una explicación, solo eso, por favor. Todo ha pasado tan rápido que no me dio tiempo a preguntarte.
+Déjame Lucía, te quiero- dijo mi madre mientras le caía una gota por la mejilla.
+¿Te quiero? Si me quisieras no me harías esto, no me arruinarías la vida. Todo era perfecto, ¿sabes? y vienes tú y pumm… lo arruinas todo. De verdad me has fallado y que sepas que ya me has perdido como hija y como todo.
+Hija por favor, no, entenderás todo más adelante… -dijo mi madre con voz temblorosa.                                                                                                    Me quedé callada, no dije nada más.
Al llegar al internado me quedé de piedra, todo era irreal, ¿por que a mi?, seguro que todos mis compañeros me acogerían bien… soy una persona atractiva y buena gente, o eso creía. Llegó la hora de despedirme de mi madre… no sabía si darle un abrazo o si ni hablarle. Haría algo de imprevisto.
+Adiós mamá- dije yo alejándome de ella sin apenas darle un beso.
+Pero hija, dame un abrazo.
+No, no.
Ya está, ya estaba en el pasillo de aquel internado y mi madre ya estaría de vuelta a casa. Parecía de buen ánimo, pero estaba hecha polvo, ¿qué me esperaría allí? En el fondo se escuchó la voz de una mujer, supongo que sería la directora del centro.


CAPÍTULO 2.
Así era. Aquella voz era de la directora del centro.
+Buenos días, ¿Lucía? -dijo la elegante directora.
+Sí, soy yo, encantada de conocerle.
+Igualmente, me llamo Anabel y soy la directora del centro. Ya verás que los profesores y tus compañeros te acogerán muy bien, somos una gran familia.
+Claro, supongo- dije yo un poco cortante.
+Bueno pues te voy a presentar las instalaciones.
+Vale, perfecto.
Pasada una hora, Anabel me indicó cual era mi habitación para instalarme ya. Era la habitación 87. Entré y lo primero que vi fueron tres camas enfrente de la puerta, un par de armarios, un escritorio, el baño y poco más. Aquello no era un chalé pero tampoco era una choza, algo normalito. Pero lo que más me preocupaba era quien sería mi compañero de habitación o compañeros, porque allí había tres camas. Escogí la cama de la parte derecha, ya que era la única que estaba vacía, las demás estaban llenas de cojines y peluches. Abrí mi maleta y empecé a colocar mis cosas, mientras tanto algunas lágrimas se me escapaban. Escuché unas voces de fondo, de dos chicas y con el paso del tiempo se iban acercando más, se escuchó la llave en la cerradura. Eran mis compañeras de habitación, estaba claro.
Al entrar aquellas dos chicas, me quedé callada, desde que me vieron el murmullo se paró.
+Hola, ¿ustedes viven aquí?- dije yo de primeras.
+Sí claro, esta es nuestra habitación, ¿tú quién eres?- respondió la chica rubia.
+Yo soy Lucía, la nueva compañera de habitación de ustedes, he llegado hoy y no me han dicho nada, ni con quien compartiría habitación ni me han dado el horario… Espero no ser una molestia y por supuesto encantada de conocerles.
+¡Ay qué bien! Una nueva compañera, siempre he tenido ganas de tener una nueva, que ya me cansa estar siempre con la misma. Encantada yo también de conocerte. Espera… no te he dicho mi nombre, me llamo Silvia.- volvió a tomar la palabra la rubia.
+Hola, yo soy Zaida, encantada- dijo la chica morena, amiga de Silvia.
+Pues supongo que lo pasaremos muy bien juntas, ya yo me he instalado en esta cama, ¿les parece bien?
+Por supuesto, esa era la cama que estaba libre. Por allí hay una cajonera vacía para guardes tus cosas y en el baño hay un cajón libre para ti.
Las chicas parecían simpáticas, pero no me iba a fiar de primeras.


CAPÍTULO 3.
No paraba de comerme la cabeza a preguntas que no sabía ni responder. Intentaba distraerme leyendo, yendo a la biblioteca, ordenando mi ropa… pero no había manera de concentrarme, toda mi cabeza eran preguntas sobre por qué me encontraba yo allí. Bueno, la parte buena de aquello era que mis compañeras de habitación me habían acogido muy bien, aunque tampoco sabía quiénes eran mis compañeros de clase, ya mañana lo descubriría. Era tarde, justamente las 00:00, Silvia y Zaida todavía no habían regresado, pero yo iba a intentar dormir ya, era mi primera noche.
Ring, ring, ring- sonaba el despertador, era la hora de levantarse. La verdad es que había dormido bastante bien y ni había escuchado regresar a mis compañeras.
+ ¡Qué buen día hace hoy eh!- dijo Silvia corriendo la cortina.
+ Sí tía, lo malo es que en clase va a hacer un calor insoportable- dijo Zaida sofocada.
Intenté meterme en la conversación, pero no había forma, la vergüenza podía con todo. Tuvo que intervenir Silvia para darme pie a hablar.
+ ¿Y tú qué Lucía? Andas muy callada, ¿eres así o es puro cansancio?
+ Jajaja, la verdad es que soy un poco cortada, pero supongo que perderé la vergüenza con el paso de los días- dije yo de forma un poco irónica.
+ No pasa nada, al fin y al cabo te acabarás acostumbrando a hablar con nosotras. Nos tendrás que aguantar las 24 horas del día jeje- respondió Zaida.
+ Chicas, ¿qué ropa vais a llevar?- dije yo para dar tema de conversación.
+ Yo no sé, cualquier camisa y unos pantis- dijo Zaida.
+ Yo lo mismo- añadió la morena.
+ Es que no sé qué llevar, ¿me podéis ayudar?
+ ¡Claro!- dijeron aquellas dos al unísono.
Que buenas chicas son de verdad, me dije a mi misma, eran un sol. De pronto escuchó una voz procedente del pasillo que gritaba mi nombre. Salí corriendo hacia allí. Era la directora, que mi madre había llamado, me dejó el teléfono y comenzó la conversación:
+ Hola Lucía, ¿qué tal todo? ¿buenas compañeras, pequeñaja?
+ Sí, sí, mamá, todo bien… - dije yo de forma muy fría.
+ ¿Me perdonarás?-dijo mi madre con voz temblorosa.
+ No lo sé, tiempo al tiempo, pero por ahora no. Adiós.
+ ¡Hija!

Le corté el teléfono, no quería seguir escuchando aquella repugnante voz, tenía que haber alguna explicación y yo la iba a encontrar.

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