Un niño que vivía en la ciudad de Ylopon, estaba
acostumbrado a la tranquilidad, y un día
fue al manzano de la ciudad, donde le contaron que el ejército cada vez
se debilitaría más, más y más, hasta que un día perdieran una guerra, y que al
perder morirían todos. El niño se lo dijo a sus padres pero no le creyeron.
Al día siguiente había una batalla,
y como creo que sabréis, la perdieron y todos fueron desterrados de la ciudad.
Al navegar, durante varios días,
encontraron una isla. Estaba dividida en tres partes. Unos se pelearon por la parte del viento, otros
por la del agua, y los últimos por la del fuego. Sin embargo nuestro buen amigo
fue a la isla vecina con su abuelo, Don Fernando, y encontraron de todo un
poco. Un poco de viento, un poco de mar, y un poco de fuego. Ah, hablando del
nombre de mi abuelo, se me olvidó presentarme. Me llamo Ezio.
Las demás persona se pelearon entre
ellos. A veces ganaban los del viento, otras veces los del mar, y otras los del
fuego. Pero en la última guerra ganamos nosotros, los pocos que fuimos a la
isla vecina, donde convivían el viento el mar y el fuego.
Después de ganar esta guerra
recuperamos el reino de Ylopon, me casé y tuve cinco hijos: Ajax, Doramas,
Penélope, Catalina, y el más pequeño, pero no el menos importante, Calixto.
Un día vi una luz entre los árboles,
vi a un hombrecillo de verde en el bosque de la bruja, y como ese hombre se me
pareció a un duende, lo seguí, y vi a una tribu de duendes del bosque.
Yo nunca me habría imaginado que
existieran, y al verlos me asusté y
volví corriendo al reino para contárselo a los sabios. Pero como no me
creyeron, decidí ir todos los días a ver que tramaban. Cada día eran más, y el
ultimo día vi un ejército de minotauros, elfos, gigantes, centauros. Pero me
descubrieron y me mataron. ¿Os preguntaréis cómo es que estoy vivo ahora? A
veces hasta yo también me lo pregunto. Sólo se que reviví como hacen las
plantas después del invierno. Salí corriendo y avisé a los soldados, hubo una
gran batalla y mi hijo menor: Calixto, consiguió hacer un trato. Compartiríamos
la ciudad en paz con los duendes, minotauros, centauros... y así no habrían más
guerras nunca más.
Espero que les haya gustado esta
historia, porque me voy con mi gran amigo el gran duende verde, al reino que
heredé de mi familia.
Bueno,
este cuento ha sido corto, pero les prometo que les contaré algún día las
próximas aventuras de Ezio, de sus hijos, de su mujer, y de cómo se conocieron.
Fin
PROXIMA
ENTREGA: LA HISTORIA DE CALIXTO EL LISTO
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