lunes, 13 de abril de 2015

Gilberto

Gilberto, de 2ºB:

Había soñado con toda aquella historia durante aquella tormentosa noche, pero cuando me desperté, no pude resistirme a negar la existencia y a seguir en aquella perfecta e inexistente realidad.
Cada día, mañana, tarde y noche, se me hacía más dura sin saber que él, no estaba de ninguna manera, provocando en mí, un vacío que jamás pensé que sentiría era cuestión de minutos que mi sentir estallase en cualquier momento, se adelantase a sus pasos, acelerase mi ritmo cardiaco situándome ante él,  pronunciando palabras que aguardaban en mi boca durante meses sin término.
Era sábado, pues tocaba levantarse otra vez de aquella cama para dos personas, mirar al otro extremo, y anhelarlo, aun así, continué.
Empecé a hacer mis cosas, las tareas, lo típico de un fin de semana a parte de despertarse tarde, cuando miré a mi hermano, me di cuenta y dije, ¿por qué estoy así?, ¿por qué anhelo tanto algo que sé que no me pertenece?, ¿por qué?...
Fue en ese mismo instante en el que paré todo, incluso de respirar, y empecé a escuchar música, a revelarme en mi interior, a sentir la niña que llevaba dentro, la felicidad que me otorgaba cada subida y bajada de la canción y se despertó en mí una leve pero, perfecta sonrisa que brilló en aquel día. Sentía como cada nota de ésta conectaba con mi más profundo interior, fue cuando finalmente, una lágrima recorrió mi mejilla sonrojada, deslizándose por mi rostro. Recordando todos los momentos que vivimos, o quizás, quien sabe, aquellos que nos dispusimos a vivir y no vivimos. Todas aquellas palabras estremecedoras, la que nos dijimos mutuamente y las que pudieron haber sido dichas en aquel momento, y no se dijeron. Un cúmulo de sentimientos que se hallaban en ese instante, que por un lado me entristecían pero a la misma vez era razón de mi felicidad, que como un vaivén daban subida y bajada a mi vida.
Él era mi principio y mi final, por el cual me desvelaba cada noche, muso de mis pensamientos y razón de cada lágrima o sonrisa. Me dispuse a darle todo de mí. Cada pequeña parte, incluso cada aliento por el cual lo anhelaba, ya que no podía aferrarme a algo que no tenía futuro, pero en un pasado e incluso presente le daban razón a mi ser. Sencillamente algo tan preciso pero a la vez tan oculto. “¿Cómo poder olvidarme de todo lo que esto conllevaba?” era la cuestión que me realizaba cada mañana, como en un principio en la historia. Era algo tormentoso, pero que alguna parte de mi seguía echando en falta. Sabía que aquello no podría ocurrir, pero si podía dar rienda suelta a mi imaginación, tal vez, mi propia fantasía. No me consideraba una chica con grandes sueños, ni tampoco la más apropiada para describir mi propia historia, ya que muchas veces ni yo misma la sabía. Había días en los que mi felicidad era notable. Una gran sonrisa de oreja a oreja y un paso seguro y fijo con el que me disponía a comerme el mundo. No obstante, había otros en los que me apetecía arrinconarme del mundo, quizás estar sola por un tiempo, saber que era lo que yo misma quería, tener los pensamientos claros. Momentos de rabia o en los que al mirar la lluvia, intentaba prenderle fuego a las gotas, para ver quién era más fuerte, para verla derramarse en su rostro mientras yo misma lo rozaba. Sentía el vacío que dejó entre mis sábanas, ese lado de la cama que nadie nunca pudo ocupar como él lo había hecho en su momento. Algo que no cualquiera puede expresar con palabras, como el sabor de un primer beso. Abrir los ojos, ver como las cortinas adoptaban su vuelo con la fuerza del viento, la humedad que se adentraba en aquella fría y oscura habitación de persianas bajadas. El cabello sobre mi rostro, acompañado de lágrimas en medio de sonrisas o sonrisas en medio de lágrimas.

Y es que, cuando aún tenía que pensar en mis pequeñas cosas, solo pensaba en él.

FIN


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¿Y dices por qué yo? porque lo doy todo y no recibo nada a cambio, ¿por qué la vida es así de injusta? ¿por qué las mejores personas sufren? ¿por qué no valoran nada las personas? ¿por qué todo yo y solo yo? ¿por qué no puedo más? ¿por qué me pasa a mí esto? ¿por qué no a otro? ¿por qué tengo que dormirme llorando? ¿por qué?
Yo pienso y sé que no me merezco tantas cosas, sé que lucho día a día por lo que quiero,  que sé perder y cuando gano sé celebrarlo como se tiene que celebrar,  que sé admitir cuando me equivoco y de verdad, lo siento cuando me equivoco, que no es nada justo que personas de meses, incluso, de un mes están encima de mí ayudándome y las personas que de verdad tendrían que estar, no estén,  eso duele,  duele ver que mientras tu lloras y mueres por dentro de dolor, ellos sonríen en tu cara,  nadie lo ve hasta que estén en la situación, nadie se podría imaginar todo lo que tengo dentro de mí,  nadie sabe todo lo que me duele verme así,  porque yo no soy así, siempre con mi gran sonrisa y todos tan seguros de que yo siempre estoy feliz pero no,  todos llegamos a un punto en el que ¡pum¡ explotas y quieres decir lo que tienes dentro,  quieres gritar, quieres morder,  quieres desaparecer por un rato o quizás por días,  quieres ver quién de verdad está ahí buscándote,  quién está preocupado por cómo estarás o dónde, ves que las personas que más quieres, estés tu bien o mal, ellos siguen con sus vidas,  ven cómo te vas cayendo y nadie viene a ayudarte a levantarte o quizás a acostarse un rato hasta que se te pase, vez que el mundo se te cae encima, todos te dirán que son boberías que todo pasa,  pero el que está mal eres tú,  el que llora hasta beberse las lágrimas eres tú.  Porque hoy no te valoran, y mañana te pierden,  porque la culpa es mía si por eso duele más,  yo, que siempre digo que no me arrepiento de nada.  

De cosas como éstas sí que puedo decir que me arrepiento,  puedo decir que me arrepiento de decir tantas cosas malas por la boca que tengo, puedo arrepentirme hoy de hacer cosas por personas que, hoy al verlas, yo no las veo y puede ser que eso sea lo que más me duela,  que la pague con las personas que más quiero,  si no te digo que no,  pero quien me quiera que me aguante de todas las maneras,  que hoy puedo decir que me arrepiento de ciertas cosas y por esas cosas estoy pagando ahora,  lo puedo jurar.

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El tiempo pasa, las sonrisas se pierden, las amistades se van, las personan se desaprecian, el dinero no llega, la gente calla, las identidades vuelan, el amor se esfuma, la sociedad pierde la esperanza, los besos se esconden, los  ‘’te quiero’’ se guardan, los abrazos desaparecen, las personas no viven, no disfrutan, no valoran, no aman, no gritan, y esto… es la actualidad.
Me cuesta ver a la sociedad con buenos ojos, sí, me cuesta, porque solo veo gente que sufre, que actúa, intenta sonreír, y hacerse fuerte ante los demás, veo corazones rotos, personas decepcionadas, desamores, falsas sonrisas…
Volvería cada día a ser un niño, quiero volver a ser aquel niño feliz ciego de esta sociedad, quiero nunca volver a abrir los ojos, porque me duele, quiero volver a ser feliz en mi ignorancia, volver a agarrar a mis padres por los brazos saltar, volverlos locos, desear ver a mis compañeros, amar el colegio… volver a experimentar aquellos sueños de Disney, dónde nadie era cruel… y todo era sonrisas y sonrisas.
Volvería a revivir tantos momentos…


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