El Sabio
Un sabio,
cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a
su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población.
Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los
habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!".
"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la respuesta del sabio-.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!".
"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la respuesta del sabio-.
Reflexión
Lo que nos
quiere decir este cuento es que antes de
juzgar a las personas debemos conocerlas,
burlarnos de otras de otras personas por su apariencia nos lleva a
cometer hechos injustos, y hace que una
vez cometido el daño nos demos cuenta realmente de las tonterías que hacemos,
hay que conocer a las personas antes de actuar, porque a veces puede ser muy
tarde para pedir perdón y reparar el
daño.
LA HISTORIA DEL LÁPIZ
El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un
momento dado, le preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo,
más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que
tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en
mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en
él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por
siempre en paz con el mundo.
Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no
olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la
llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y
usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más
afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te
harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma
para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no
es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino
de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la
madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto,
cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.
Reflexión
Esta historia nos quiere hacer entender que en esta
vida pasamos por diferentes momentos, y aunque Dios siempre está presente en
esos momentos, lo que hacemos depende de nosotros, habrán momentos buenos y
otros no tanto, sufriremos y reiremos, haremos cosas bien y otras las haremos
mal, pero siempre podemos rectificar, lo importante es que seamos buenas
personas, porque cada cosa buena o mala que hagamos, quedará en nosotros.
La ley del talión
En una familia, un niño observaba cómo todo el
mundo trataba mal al abuelo, un anciano torpe de mucha edad, recriminándole
cuando rompía algo, cuando se le derramaba la comida, cuando era incapaz de
hacer muchas cosas por sí mismo. En vista de sus manos temblorosas, el padre
del niño le había hecho un cuenco de madera al abuelo, para evitar que siguiera
rompiendo los platos de cerámica cuando se le caían al suelo.
Un día, el padre se sorprendió al ver a su hijo pequeño intentando hacer un cuenco de
madera muy parecido al que usaba su abuelo. Ante la pregunta de su padre de por
qué hacía eso, el niño respondió: «Lo estoy haciendo para ti, papá, para cuando
seas viejo».
Desde aquel momento, nadie volvió a tratar mal al
abuelo.
Reflexión
Este cuento lo que nos quiere decir es que a veces no
tratamos correctamente a las personas que tienen dificultades físicas que les
impiden hacer ciertas cosas, no nos damos cuenta de que les hacemos daño sin
querer y que más adelante nosotros podemos ser una de esas personas que
necesitan comprensión y ayuda. Por lo tanto, lo que no nos gustaría que nos
hicieran a nosotros, no debemos hacérselo a otras personas.
Los Clavos
Esta
es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre
le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavo 37 clavos. Las semanas siguieron, y a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llego el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, Este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días
pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más
clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomo de la mano y lo llevo
hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos
esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la
paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí." Tú puedes
insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo
devastara, y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan
dañina como una ofensa física.
le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavo 37 clavos. Las semanas siguieron, y a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llego el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, Este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días
pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más
clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomo de la mano y lo llevo
hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos
esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la
paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí." Tú puedes
insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo
devastara, y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan
dañina como una ofensa física.
Reflexión
Antes
de decir algo que pueda dañar a otra persona debemos pensar bien las cosas,
porque una vez lo hayamos dicho ya no
hay vuelta atrás y el daño ya está hecho, si estamos enfadados nos tenemos que
saber controlar para que nuestro enfado no nos haga lamentar después cualquier
insulto inoportuno. Si nos paramos a pensar, todos hemos tenido algún momento
en el que hemos perdido las formas y hemos recapacitado y también han habido
momentos en los que sí hemos sabido recapacitar y evitando así situaciones violentas.
Hay personas en la vida que hablan mal de otras a las
espaldas y no saben el daño que le está haciendo a la persona de la que se
habla, esto nos lleva a reflexionar un poco antes de hacer las cosas, para
después asumir las consecuencias de lo que has hecho. Pero lo más importante es
que esas cosas solo las hacen aquellas personas falsas que no tienen nada bueno
que comentar respecto a él y se inventa las cosas malas de las demás personas.
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