domingo, 26 de octubre de 2014

El violinista victorioso

Toma la palabra Claudia Betancor, de 1ºB:

En una época no muy lejana, vivió un violinista llamado Paganini. Muchos creían que era un artista sobrenatural y que tenía un don especial para el violín. Una noche,  tras recibir una ovación delirante, empezó a tocar. Lo que siguió fue indescriptible porque todas las notas que nacían del movimiento de sus dedos dibujaban una melodía perfecta y preciosa en el aire. De repente, un sonido extraño acabó con el encantamiento: se había roto una cuerda del violín. El director y la orquesta se detuvieron y el público dejó de respirar. El intérprete siguió tocando como si nada hubiera ocurrido y todo recuperó la normalidad. Pero otro ruido hizo enmudecer a la sala. A Paganini se le había partido otra cuerda sin embargo, continuó con la pieza, sacando deliciosos sonidos del instrumento. En medio del concierto, una tercera cuerda saltó por los aires. El director se quedó pálido y Paganini, como un contorsionista musical, arrancó todos los sonidos posibles de la única cuerda que le quedaba. Espectadores y músicos se pusieron en pie y empezaron a gritar, aplaudir e, incluso, a llorar de emoción.
Aquella noche, Paganini alcanzó la gloria y el mayor de los triunfos, porque a lo largo de su vida había aprendido que la victoria es el arte de continuar donde todos resuelven parar.

"Este pequeño cuento quiere decirnos que aunque fracasemos en nuestra lucha por conseguir algo en la vida volvamos a intentarlo, que seguro que al final terminaremos consiguiendo los que nos proponemos. Siempre hay que pensar en positivo porque si piensas en negativo, en que no lo vas a poder conseguir, vas a terminar bajando tu autoestima y terminarás fracasando.

Como dijo el gran CHARLES CHAPLIN:

La vida es una obra de teatro
Que no permite ensayos 
Por eso canta, ríe, baila, llora
Y vive intensamente la vida….
….antes que el telón baje

Y la obra termine sin aplausos.”    

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