lunes, 13 de abril de 2015

Miriam

Miriam, de 2ºB:

REFLEXIÓN:
Todos debemos ser auténticos y fieles a nuestras convicciones y sentimientos, porque aunque cedemos por el grupo y sentir que formamos parte de algo, si eso conlleva perder nuestra personalidad, ya nos estamos olvidando de lo más importante... quienes somos.

Cada uno es como es, y por esa razón debe ser respetado, porque de lo contrario a la peor persona que estamos tratando es a nosotros mismo, y puede suceder que en algún momento lleguemos incluso a olvidar quienes somos realmente. Se trata de Ser, aunque otros no entiendan o  no acepten, porque entonces nunca Soy.

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Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Santa Teresa de Jesús.

Este año se celebra, especialmente en Ávila, los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, quien dejó obras en la literatura que hoy continúan estando presentes en expresiones que son utilizadas en más de una ocasión en las conversaciones diarias, como uno de sus más célebres versos: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.”
Reflexión:
Dios, nunca va a ningún otro lado que no sea cerca de cada uno de nosotros. Nunca se ha de perder la fe ni la paciencia, porque todo pasa. Invita en estas palabras a que nada nos pueda incomodar porque todo es pasajero hasta el dolor. Y siempre tener la confianza en que pase lo que pase, siempre se abrirá una ventana donde una puerta se ha cerrado.

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LA TRISTEZA Y LA FURIA

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.
Había una vez... un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.


Extraído de libro: Cuentos para pensar de Jorge Bucay

Reflexión:
El cuento nos invita a pensar, que debemos fijarnos bien en las emociones que nos muestran las personas con las que convivimos día a día, incluso las nuestras propias. Porque en más de una ocasión, toda persona que expresa furia, no es más que una forma de decir al mundo que se encuentra triste, solo o apenado, y al no saber de  qué manera expresarlo lo hace mediante la ira.
El cuento nos dice, que se puede mirar más allá de las apariencias, y que en la mayoría de los casos en los que se responde con agresividad muestra la dificultad de gestionar las emociones, y la negación de expresar el dolor.

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