martes, 17 de febrero de 2015

Alejandro Suárez

Alejandro Suárez, de 2ºB:

La rana que no quiso morir

Un grupo de ranas viajaba por el bosque, y de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás se reunieron alrededor del hoyo, y les dijeron a las dos del fondo, que a los efectos prácticos se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso de los comentarios de sus amigas, y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo en que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las otras decían y se rindió. Se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir, y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: – ¿No escuchaste lo que te decíamos?
Para sorpresa de todas, aquella rana era sorda, y ella pensaba que las compañeras la estaban animando a esforzarse más y más para salir del hoyo.




OPINIÓN:
Yo creo que a veces, las opiniones de las personas pueden provocar doble acción, beneficioso o perjudicial para uno mismo.
Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado, puede ayudar a levantarlo y que al finalizar el día se sienta mejor. Sin embargo, una palabra negativa / ofensiva a alguien desanimado, puede ser que acabe por destruirlo.
Hay que intentar animar a la persona que se encuentra mal, para que así vea un camino por el que pueda salir de ese bache en el que se encuentra, y transmitirle positividad para que siga en la lucha en tiempos difíciles.
Debemos tener cuidado con lo que decimos, y también, con lo que escuchamos; no siempre es bueno prestar atención a todo lo que nos dicen. Tenemos que escuchar y utilizar solo lo que es bueno y lo que nos vaya a beneficiar.

Si alguien viene con algún problema a nosotros, debemos transmitirle vida, alegría, esperanza,… a veces una palabra de ánimo puede hacer mucho bien.




El árbol de manzanas
Hace mucho tiempo, existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y él le daba sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció, y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.
Un día, el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo tristemente:
“¿Vienes a jugar conmigo?” -pero el muchacho contestó: “Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos”.
“Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero… Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes”.
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.
Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero, y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
“¿Vienes a jugar conmigo?”
“No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
¿Puedes ayudarme?”…
” Lo siento, pero no tengo una casa, pero…tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa”.
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más regresó, y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre apareció, y el árbol se sintió contento. “¿Vienes a jugar conmigo? le preguntó. El hombre contestó: “Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?”. El árbol contestó: “Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz”. El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: “Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas”. El hombre replicó “No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar…Ahora ya estoy viejo”.
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, “Realmente no puedo darte nada…. la única cosa que me queda son mis raíces muertas”. Y el hombre contestó: “Yo no necesito mucho ahora, sólo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años”.
“Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa”.
El hombre se sentó junto al árbol y éste feliz y contento sonrió con lágrimas.



OPINIÓN:
Esta historia refleja lo que en algún momento podemos hacer cada uno de nosotros, ya que el árbol son aquellas personas a las que recurrimos cuando necesitamos algo o tenemos algún problema… Por ejemplo, el árbol  puede representar a nuestros padres, puesto que cuando somos niños, ellos nos dan todo lo que necesitamos, juegos, bienestar, estudios…, pero cuando crecemos, muchas veces nos alejamos de ellos, y sólo regresamos cuando los necesitamos o estamos en problemas, como bien dije antes. No importa lo que sea, ellos siempre están a nuestro lado y nos dan todo lo que pueden para ayudarnos.
Tenemos que valor a las personas, no sólo por las cosas que nos puedan aportar materialmente, sino que hay que tenerlos siempre presente en todos nuestros momentos, en los buenos y en los malos.


 
A veces, cuando alguien nos hace algo doloroso, (o bien somos nosotros los que lastimamos a alguien), se nos queda ese sentimiento de rencor, ese pensamiento de “me ha dolido lo que me ha hecho tal persona”… y la verdad es que es desagradable, porque ya no la podemos ver como antes… por lo tanto, considero que es muy bueno que se recapacite sobre lo que se hace, y aunque muchas veces sea un poco difícil, ya sea porque las personas podemos pecar de orgullosos, o nos de vergüenza, debemos pedir “perdón”, y así además de quitarnos esa espinita, ese rencor que se nos queda, podemos retomar una amistad, que a veces, por tonterías se pueden perder por no pedir perdón.




¿Por qué es tan difícil ser paciente con algunas situaciones?
¿Es el excesivo afán por alcanzar y conseguir cosas lo que nos impacienta?

Seguramente que a muchos de nosotros nos impacienta esperar, nos molesta cuando algo no funciona como queremos, intentamos hacer muchas cosas rápidamente, al trancazo y la mayoría de las veces no nos sale y nos terminamos enfadando… Nos impacientamos con facilidad.
Debido a esta impaciencia perdemos todo lo bueno de la vida. Nos enojamos y nos llenamos de resentimiento hasta que, finalmente, nos sentimos insatisfechos y descontentos con lo que estamos realizando.
Por ello debemos pensar antes de actuar, y saber cuál es la mejor opción para que nos salga bien el propósito que queremos llevar a cabo.




¡¡¡Coge una!!!... La verdad es que yo las cojo todas,  ya que me aportan todo lo que uno necesita para intentar ser feliz,  ver más allá de los problemas que nos puedan aparecer en la vida, aprender de ellos, y valorarnos a nosotros mismos, porque somos capaces de cambiar algunas situaciones.
Creo que lo mejor es ver la vida positivamente, y ante un tropiezo, ¡puff!, levantarnos (ya cogí una), y cambiarla por creo en mí (ahí va otra), nada es imposible (hala… otra) si lo intentamos con ganas…
Está más que comprobado que la gente que es positiva, es más feliz, y aportan más cosas útiles para cambiar el mundo, y la gente que es negativa sólo la ven en blanco o en negro….
Yo quiero verla en COLOR, ¿y tú?

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