Una palabra, una
rosa,
Una mirada y una
charla,
Me dejan roja.
Un hola y un adiós
Una pregunta sin más,
¡Ay, por Dios!
Más me mira, más me enamora,
Más le miro, más se nota,
Y corta el momento la señora.
Su cara es blanca,
La mía roja,
Su mirada de alma,
La mía de corazón.
Oigo su latido,
Baila con compás,
Me gustaría decirle lo que he
sentido,
Pero no soñaría nunca jamás.
La realidad, ese muro que todos tenemos miedo a
pasar, y que al traspasarlo, todo cambia.
Todos tenemos imaginación, ahí imaginamos cosas que
nunca ocurrirán. Tener imaginación es bueno, lo que es malo es confundir lo
real con lo irreal. Las cosas que soñamos, pensamos e imaginamos son como
quisiéramos que fueran, y llegamos a pensar que se harán realidad.
Para mí, la realidad no sirve de nada, las cosas
nunca serán tan perfectas como te las imaginas, tan bonitas como las sueñas y
tan increíbles como las razones, por esta razón, creo que nos deberíamos llevar
por la imaginación y no por el cerebro, preferir los sueños a las cosas
cuadradas y aburridas, preferir creer a observar.
Con la creatividad e imaginación podemos llegar a
lugares insospechados de nuestra mente, que está poco ejercitada por ejercicios
matemáticos y que podemos poner en forma con los sueños de cada noche.
Porque un 90% es lo que piensas y un 10% lo que de
verdad ocurre.
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