lunes, 9 de febrero de 2015

Alexandra

Vamos con Alexandra, de 2ºB:

PASATIEMPO

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía

luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra

ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros

ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

                        Mario Benedetti


Reflexión:

Cuando somos niños vemos la vida y el llegar a ser adultos tan lejano que se nos hace un mundo poder llegar ahí y pensamos que una persona con 30 años es mayor no sólo por el abismo en cuanto a años sino por la diferente forma de pensar y actuar. Todo se nos queda grande. Conforme van pasando los años vemos que esas cosas que antes veíamos tan grandes ya se van a cercando más a nuestro tamaño. Conseguimos entendernos un poco más con los adultos y parece que la vejez se retrasa un poco más. Una vez que llegamos a una edad adulta vemos que seguimos sintiéndonos joven y que los de nuestra edad siguen siendo jóvenes y volvemos a ver la vejez más tarde. Todo está relativo a nuestro tamaño y hasta los problemas ya no son problemas porque podemos buscarle solución. La vida pasa y seguiremos sintiéndonos jóvenes siempre pero hay algo que nos marca que algo se acaba, es la muerte. Ya no nos impresiona, casi seguro que sigue dando miedo pero hemos vivido y pasamos por cada etapa disfrutándola.




           


HAGAMOS UN TRATO

Compañera usted sabe
puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo

si alguna vez advierte
que a los ojos la miro
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro

a pesar de esa veta
de amor desprevenido
usted sabe que puede
contar conmigo

pero hagamos un trato
nada definitivo
yo quisiera contar
con usted       es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo

quiero decir contar
hasta dos hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio

sino para saber
y así quedar tranquilo
que usted sabe que puede
contar conmigo

Mario Benedetti

Reflexión:
Es muy bonito saber que tienes a alguien con quien puedas contar en la vida. Querer a una persona no es obligado que tenga que estar contigo sino que esté ahí cuando lo necesitemos. Cuando quieres a alguien debes desearle lo mejor y darle lo mejor de nosotros, eso es amor. Siempre queremos que si nos gusta alguien debe estar con nosotros y es muy doloroso que no sea así, pero tenemos que entender que cada uno es libre de elegir y que no por ello tenemos que sacarlo de nuestra vida porque si realmente te gusta y le quieres, debes desearle lo mejor.




¿Cuántas veces no hemos estado delante de los libros horas y horas y no hemos aprendido nada? ¿Y en cambio otro día en 30 minutos nos lo sabemos todo?
Tenemos que saber sacar provecho al tiempo y cuando vamos a hacer una cosa centrarnos sólo en eso, poner todos los sentidos en ello y veremos que conseguimos muchos más resultados. Nos rinde más 5 minutos de provecho que todo un día de vago. Pero no sólo con los estudios, cuando estamos escuchando a alguien también debemos prestar atención. Cada momento tiene su prioridad e intentar hacer muchas cosas a la vez que requieran atención acaba en caos. La organización en la vida es básica porque si no nos organizamos podemos perder mucho tiempo y ver que pasa el día y no hemos hecho nada. Haz todo lo que quieras hacer en el momento que se te apetece, no lo dejes para mañana porque aparecerán otras cosas y siempre quedará pendiente sin hacer. La vida son momentos y todos igual de importantes, todos necesitan nuestra atención. Así que manos a la obra y la próxima vez que te sientes a estudiar piensa que cuanto más centrado estés mejor provecho sacas a tu tiempo y mejores resultados obtienes.



No podía dejar de compartir este video. 
Este viernes, mientras compartía un rato con mi madre, ella quiso mostrarme un vídeo que había visto y le gustó mucho. Quería que yo lo viera y le contara que me había hecho sentir. Pues bien, cuando comencé a verlo no lo entendí mucho sólo eran jóvenes que pedían un deseo. Todos pensamos en cosas materiales, en deseos que no se realizan, en viajar, disfrutar...pero cuando lo comparas con personas que piden deseos de verdad, ves lo injusta que es la vida y lo egoísta que somos las personas. La salud es lo más importante y no le damos valor porque lo vemos como algo que nos pertenece. Sin salud nada tiene valor, ningún deseo es más importante que recuperarla y poder hacer una vida normal. Qué decir de los familiares, ellos sufren a diario por tener a ese ser querido a su lado y no poder darles lo más importante. Les cuidan y están a su lado para que la enfermedad se lleve lo mejor posible. Este vídeo me hizo entender que hay cosas muy importantes en la vida a las que no les damos importancia hasta que las perdemos.





Cuando sobran las palabras…
Me gustan las palabras que abren puertas, las “gracias” dichas en el momento oportuno, acompañadas de una gran sonrisa; los “perdón” que curan, que te hacen olvidar y que van seguidos de un abrazo; y los “por favor” que acaban dando derecho a todo, que piden un permiso que se concede con gusto. Me gustan las despedidas en las que se resisten a pronunciar el contundente “adiós” y se decantan por un “hasta pronto”, sobre todo cuando existe la firme intención de cumplirlo.

Me gustan los “buenos días, las “buenas tardes” y las “buenas noches” que deseamos a los que nos rodean. Pero también me gustan los contratiempos, los que nos hacen espabilar y dar un volantazo, los que sacan lo mejor y lo peor de nosotros, los que nos recuerdan que somos humanos. Me gusta volver a intentarlo, me gusta recoger la toalla que arrojé y me gusta levantarme después de una caída. Me gusta contar las horas, señal de que algo espero.

Me gustan los “no te preocupes” que te hacen sentir capaz de todo, los que borran cualquier problema y con los que comprendes que mañana, más y mejor. Me gustan los “¿cómo estás?” porque esperan una respuesta de ti, porque te dan la oportunidad de compartir con quien te pregunta qué te ocupa y te preocupa. Me gustan los “me he acordado de ti por…” porque suelen estar cargados del cariño más inmenso, porque suelen venir de quien quiere tenernos presente en su vida.

Pero también me gusta cuando sobran las palabras… Me gusta estrechar una mano que te deje sin ellas, me gusta mirar frente a frente y que esté ya todo hablado y, sobre todo, me gustan las caras expresivas, esas que acumulan arrugas resistentes a cualquier crema, porque es la vida misma la que las provoca.

Reflexión:
Las palabras son muy importantes tanto para quien las dice como para el que las recibe. Por eso es muy importante pensar en lo que se va a decir en cada momento pues una vez dichas ya no hay marcha atrás. Las palabras pueden herir o también pueden transmitir mucho cariño. Debemos agradecer, pedir perdón, permiso, preguntar cómo estás…intentar que lo que digamos haga sentir mejor a la otra persona. ¿Qué consigues con hacer daño a los demás? Esas palabras que soltamos en un momento determinado porque nuestro estado anímico no es el más idóneo, en realidad sólo expresamos nuestro mal estar sin tener en cuenta al oyente.  Al igual que las palabras también las acciones. Una mirada o un abrazo es muy importante en ese momento necesario. Por eso, haz lo que te gustaría que te hicieran a ti y evita las malas acciones


Nada ni nadie es más fuerte que tú. No tengas miedo a lo que tengas de frente ni a los obstáculos porque si no puedes saltarlos simplemente esquívalos. Tú tienes la fuerza suficiente para conseguir todo lo que te propongas. Si te muestras débil ante los demás siempre creerás que el contrario es más fuerte que tú y se sobrevalorará. Piensa que muchas veces el otro no es tan fuerte, eres tú quien lo ve así. El que no lucha no consigue nada, el que no se esfuerza se queda en el camino, así que ve a por tus sueños y no permitas que nadie te obstaculice ni te impida llegar a ellos. Sólo tú entrarás en la meta que te propongas.


Si me das una mala contesta, una mala mirada, si no me atiendes como yo espero…lo tomaré a mal sin pensar que hoy tienes un mal día y que lo que necesitas es un abrazo o que te escuchen. Juzgamos a los demás sin tener en cuenta cómo se sienten, que les pasa o qué tipo de situación tienen. Queremos que cuando nosotros estamos mal vengan a darnos un abrazo y a compartir un rato de compañía. ¿Verdad que cuando tú estás desanimado no te das cuenta de cómo respondes? Entonces, ¿por qué juzgamos cuando lo hacen los demás? Todo sería mucho más fácil si preguntamos al otro cómo está. Así que cuando te sientas molestos por la respuesta de un amigo, no le juzgues ponte en su lugar y pregúntale cómo está.



 Tus sueños y logros son sólo tuyos, nadie puede hacerlos por ti. Rodéate de gente positiva que cuando estés desanimado te aliente a continuar porque se alegra de tus éxitos. Que cuando hagas algo mal te recrimine lo que has hecho pero de forma positiva para que lo hagas mejor la próxima vez. Olvídate de los que siempre tienen un “No” o un “No Podrás” porque puede que sea cierto pero no lo sabrás si no lo intentas. Asume tus errores y las consecuencias ocasionadas porque sólo tú eres el responsable. No intentes echar la culpa a los demás porque cada uno es responsable de sus actos, aprende de ellos.




No esperes que las cosas te caigan del cielo (del cielo sólo cae lluvia, un rayo…) lo demás depende de ti. ¿Quieres obtener resultados? Pues trabaja. Nadie te va a regalar nada y nadie nace sabiendo. El fruto de nuestro esfuerzo se verá recompensado en la vida. Todo requiere un tiempo y un esfuerzo, cada persona debe trazarse unas metas para conseguir llegar a ellas. Tu lema es “prohibido rendirse” cuando creas que no vas a poder más piensa que todo es posible y que lo que hoy te parece demasiado mañana lo verás como si nada. No dejes escapar tus sueños porque los veas muy lejos o imposibles porque seguro que si te esfuerzas los puedes conseguir. ¡Ánimos!

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