lunes, 9 de febrero de 2015

Juan Carlos

Esto nos cuenta Juan Carlos, de 1ºB:

Reflexión
      Esta frase se refiere que muchas personas cuando tienen un problema se lo toman a mal. Es        decir, que cuando les pasa algo no intentan solucionarlo de la mejor forma posible,si no que            se preocupan y le dan muchas vueltas al problema; por  ejemplo, cuando te enfadas con un         amigo no hay que estar pensando que porque se enfadaron, que no habían hecho nada...Lo           mejor es hablar con tu amigo y solucionar el problema.

            Yo pienso que ante una adversidad lo mejor es solucionarlo lo antes posible y no darle    vueltas.



Carlos era un niño rico que tenía todos los juguetes que se puedan imaginar. Su familia tenía mucho dinero y siempre que algo le gustaba se lo compraban, así que realmente no tenía ni idea de lo que costaba conseguir las cosas, ni se preocupaba por cuidarlas lo más mínimo, y ni siquiera imaginaba lo difícil que resultaba para otros niños conseguir esos juguetes. Pero llegó un momento en que estaba tan acostumbrado a todo tipo de juguetes y cachivaches, que quería algo diferente. Y uno de sus tíos encontró en un precioso caballo, ese regalo diferente.
Carlos se ilusionó muchísimo con su caballo. Aprendió a cabalgar y jugaba y lo llevaba de un lado a otro constantemente. Pero como trataba al caballo igual de mal que a todos sus demás juguetes, pronto el caballo empezó a tener un aspecto descuidado y enfermizo, y por primera vez en su vida, el niño se preocupó de verdad, porque quería mucho a aquel caballo, y no le valía para nada que le ofrecieran cambiárselo por otro.
Un día, mientras caminaba por el campo, vio pasar una niña con un caballo. La niña tenía un aspecto muy humilde, pero el caballo parecía alegre y su imagen era estupenda. Preguntándose cómo lo habría conseguido, empezó a seguirlos disimuladamente, fijándose en todo lo que hacían y decían. Primero les siguió por el bosque, donde comprobó que aquella niña nunca usaba la fusta ni golpeaba al caballo, al contrario de lo que él mismo hizo desde el primer día. Luego llegaron al establo y nada más llegar, la niña dio de comer y beber al caballo, y se puso a cepillarlo con esmero. Carlos estaba sorprendido, porque él nunca había hecho nada de aquello con su caballo. Y así fue viendo que aquella niña dedicaba muchísimo tiempo y cariño a cuidar de su caballo, y que lo hacía todo ella misma, algo que nunca se le había ocurrido hacer a él mismo, que sólo se preocupaba de estar con el suyo cuando salían a jugar.
Carlos quería cambiar y hacer como ella, pero como nadie le había enseñado a comportarse así, decidió acercarse a la niña y pedirle que le enseñara a cuidar de su caballo. Tras la primera sorpresa, ella aceptó encantada, y a su lado aprendió que poniendo esmero y cuidado en las cosas, estas se podían llegar a disfrutar mucho más, y que se podía ser mucho más feliz con unas pocas cosas muy especiales y queridas, que con miles de juguetes que sólo servían para jugar un rato y abandonarlos.
Pero no todo fue fácil. Carlos también comprobó que todos aquellos cuidados eran difíciles y hacía falta dedicar tiempo y esforzarse mucho para hacerlos bien. Y alguna vez incluso pensó en volver a su antigua forma de tratar al caballo, pero cuando finalmente recuperó toda su fuerza y esplendor, aquel primer paseo a caballo junto a su amiga le hizo tan feliz que incluso el doble de esfuerzo hubiera valido la pena.
Y a raíz de aquello, fue el propio Carlos quien dejó de pedir juguetes nuevos un día tras otro. Agradecido, regaló muchísimos juguetes a su amiga y los demás niños del pueblo, y se quedó sólo con aquellos que le gustaban de verdad. Y al igual que había aprendido a hacer con su caballo, se dedicó a repararlos y cuidarlos, para poder disfrutar de verdad cuando jugara con ellos.



REFLEXIÓN

Este cuento nos demuestra cómo una persona que conocemos puede hacer que  aprendamos a cuidar nuestras cosas, pertenencias, mascotas...Y que en vez de tenerlas poco tiempo y tirarlas en seguida porque se rompen o se ensucian, debemos arreglarlas, limpiarlas y cuidarlas para disfrutar de ellas más tiempo.
Con respecto a las mascotas, teniendo en cuenta que son seres vivos hay que cuidarlas con más esmero, jugando con ellas, limpiándolas, alimentándolas bien...y, sobre todo, dándoles mucho cariño.


Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. Uno de ellos, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

"Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro".

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse, tomo un estilete y escribió en una piedra:

"Hoy. mi mejor amigo me salvó la vida".

Intrigado, el amigo pregunto: ¿Por que después de que te lastime, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde el viento no podrá borrarlo".

Reflexión
En esta historia se demuestra que en la verdadera amistad, no importa lo que haya sucedido; las discusiones, los enfados, las diferencias de opiniones pueden suceder durante la amistad, pero todo esto se debe olvidar y dejar atrás, mientras que los mejores momentos son los que se deben guardar para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario